He hecho dos viajes a Viena.
El primero, durante las fiestas de Navidad en Enero de 2006, en que fuimos a ver un concierto de Montserrat Caballé y su hija Montse Martí. Fue un viaje redondo, en el que coincidimos en el vuelo de ida y vuelta con las artistas. Al llegar, nos recomendaron ir a cenar a un restaurante que está abierto 24×7, al día siguiente, un paseo por el mercado de Navidad, y a la tarde, el concierto.
El siguiente viaje fue alrededor de 2011, esta vez por trabajo pro un proyecto Europeo, con mi jefe Sergi, y aunque la reunión era en Graz el martes, como se avecinaba mal tiempo, decidimos salir el sábado de Barcelona a Viena, pasar la noche allí, y salir por la mañana a los alpes austriacos para esquiar el fin de semana en Bad Kleinkirchheim. El lunes fuimos a Graz, y llegamos a tiempo para la reunión de 2 días.
El equipo del proyecto que salió de Barcelona el lunes por la mañana, no llegó a tiempo a la reunión, porque cerraron el aeropuerto de Viena y tuvieron que ir al de Munich y desde allí desplazarse en coche hasta Graz, con una tormenta de nieve horrorosa.
Al llegar a Viena, encontramos entradas para ver una ópera de Mozart en unas muy buenas localidades. De regreso a Viena, antes de pasar por el aeropuerto, fuimos a comprar a la mejor pastelería de Viena su famosa tarta Sacher. Un viaje de nuevo redondo.