Teide

Me quedan todavía por visitar El Hierro, La Palma y Lanzarote, pero he estado varias veces en Tenerife, una vez en Gran Canaria, un día en La Gomera y 10 días en Fuerteventura.

Drago
El Drago milenario, en Icod de los vinos, Tenerife.

Las islas afortunadas, las llaman, y es verdad. Lo tienen todo, y si no te adaptas a una isla, posiblemente te adaptes a otra, porque son muy diferentes entre sí. Lo de la Gomera es casi extraterrestre: llegas con el transbordador ferry Gomera desde Puerto Los Cristianos en Tenerife, te subes en la guagua, y el paisaje es desértico, casi sin vegetación, en una ruta angosta y en continuo ascenso. Cruzas un túnel, y al otro lado del túnel parece que estés en el Amazonas.
Tuvimos parada en un restaurante en el parque natural, donde había los hermanos Cabello al frente, unos de los pocos «silbadores» que aun quedan en la isla. Nos hicieron una demostración en el restaurante, mientras nos servían el postre y el café.

Fuerteventura te hace sentir náufrago. Especialmente si vas a la playa de Cofete. No he visto nada igual fuera de Hawaii en verano o NEOM, en el Mar Rojo.
En la zona de Jandía, zona premium para los amantes del kitesurf y windsurf: Renée Egli, junto al hotel Sol Gorriones. El curso de windsurf al que me apunté, era en alemán, por cierto. Creo recordar que éramos 12 y 10 eran alemanes.
El sur (Jandía), es alemán, el norte (Cotillo), es inglés. Los aviones vuelan desde allí a más destinos de Alemania y Reino Unido que a destinos de España.

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